Santillana vuelve a la carga - Cosas de la TV
Consiguió lo que quería el mentalista cacereño, tal y como ya avisé en mi anterior entrada. Una vez que ha logrado estar en boca de muchos, tomó rumbo al estupendo magazín de Cuatro Channel Nº4 (al fin algo fresco ante tanto Tomate y GH), presentado por Boris Izaguirre y Ana García Siñeriz. La verdad es que consiguió parar un reloj de cocina, eso sí, enrededado en un trapejo que le daba un aspecto de truco malo de los de mi añorado Magia Borrás de la infancia.
Es inevitable y normal, supongo, que en este mundo baste decir cualquier tontería para ganar notoriedad y hacerse una más que lucrativa propaganda. Ya sucedía desde principios de los 90 con aquellos programas donde se debatían asuntos del misterio y al que acudían una sarta de esperpentos brutal que luego llenaban sus bolsillos gracias al desánimo, la desesperanza y/o la ignorancia de muchos incautos deseosos de ver solucionados sus, a veces en gran número, graves problemas. Quedaban en ridículo ante una cámara, pero eso no era obstáculo alguno. Aún recuerdo las hilarantes aseveraciones de algunos invitados a este tipo de programas, que se emitían hasta hace bien poco y cuya programación habría que retomar aún a pesar de Iker Jiménez y sus ya conocidas valoraciones al respecto del daño que hicieron al mundo de los misterios (¿o al bolsillo de los misteriólogos?). Por ejemplo, la señora que avisaba de tener un extraterrestre dentro del bombo de su lavadora e incluso llego a mostrar una fotografía, aunque se veía a todas luces que la morfología alienígena no era más que la caprichosa forma de los pantalones de su esposo (digo yo, que sería su esposo... lo mismo no).
Sin embargo, y casos cómicos aparte, estos programas me gustaban porque mostraban a mucha gente las alimañas que sobrevuelan estos campos. Recuerdo, y hoy va la cosa de memorias, aquel sinvergüenza que inventaba citas bíblicas y repetía constantemente a sus detractores en el programa: "Ya lo dijo el Señor....", para luego añadirle cualquier estupidez que se le viniese a la cabeza y que por supuesto no aparecían ni remotamente en el texto religioso. No lo llamo sinvergüenza porque acudiese a los evangelios, que me causan tanta risa como me la da este tipejo, sino porque tuvo la desfachatez de dafirmar ante una chica paralítica que su dolencia estaba basada en el hecho de que tenía "los meniscos metidos pa dentro". La cara del doctor Cabeza, y su reacción, fue de lo más divertido que ví en años en la televisión, sin contar claro con aquello que decía Fungairiño de que no sabía nada del asunto ya que únicamente visiona documentales de la BBC.
El caso del caradura que mencioné antes (el curandero, no Fungairiño) se emitió en un programa de Antena 3 Tv llamado "Otra dimensión", que recibió críticas desde casi todos los sectores pero que me consta gustaba a bastante gente, sobre todo a conocidos y amigos que ya sabemos de qué van esta clase de pájaros (hablo del curandero, no Fungairiño).
Volviendo al caso Santillana, resulta chocante oírle decir de su propia boca que el reloj de la puerta del sol fue "manipulado". Vamos, una conspiración mundial digo yo: illuminatis, el kgb, mossad... todos contra Santillana, trabajando a destajo para evitar que la verdad de la existencia de sus poderes mentales saliese a la luz pública y menos en un día tan señalado. Por eso no pudo pararlo. Sin embargo no explicó qué demonios pasó con el otrora reloj de arena que le puso sobre la mesa una pícaramente malintencionada Ana García Siñeriz, que además mencionó el hecho de que su reloj de muñeca tampoco se había parado.
Vamos, que de detener el tiempo o tan sólo un reloj, Santillana sabe poco más que deshacerse de las pilas. Si hubiese sido Anthony Blake pues me habría gustado, porque el doble juego de este tipo de magia me fascina: misterio y siempre, siempre, muchas preguntas en el aire. Sabe uno a qué juega, qué busca. Pero con gente como Santillana, como con otro tipo de personajes (curanderos y ajenos al mundo absorbidos por la vida animal), no puedo más que reírme.
Y apuesto a que no soy el único.
Es inevitable y normal, supongo, que en este mundo baste decir cualquier tontería para ganar notoriedad y hacerse una más que lucrativa propaganda. Ya sucedía desde principios de los 90 con aquellos programas donde se debatían asuntos del misterio y al que acudían una sarta de esperpentos brutal que luego llenaban sus bolsillos gracias al desánimo, la desesperanza y/o la ignorancia de muchos incautos deseosos de ver solucionados sus, a veces en gran número, graves problemas. Quedaban en ridículo ante una cámara, pero eso no era obstáculo alguno. Aún recuerdo las hilarantes aseveraciones de algunos invitados a este tipo de programas, que se emitían hasta hace bien poco y cuya programación habría que retomar aún a pesar de Iker Jiménez y sus ya conocidas valoraciones al respecto del daño que hicieron al mundo de los misterios (¿o al bolsillo de los misteriólogos?). Por ejemplo, la señora que avisaba de tener un extraterrestre dentro del bombo de su lavadora e incluso llego a mostrar una fotografía, aunque se veía a todas luces que la morfología alienígena no era más que la caprichosa forma de los pantalones de su esposo (digo yo, que sería su esposo... lo mismo no).
Sin embargo, y casos cómicos aparte, estos programas me gustaban porque mostraban a mucha gente las alimañas que sobrevuelan estos campos. Recuerdo, y hoy va la cosa de memorias, aquel sinvergüenza que inventaba citas bíblicas y repetía constantemente a sus detractores en el programa: "Ya lo dijo el Señor....", para luego añadirle cualquier estupidez que se le viniese a la cabeza y que por supuesto no aparecían ni remotamente en el texto religioso. No lo llamo sinvergüenza porque acudiese a los evangelios, que me causan tanta risa como me la da este tipejo, sino porque tuvo la desfachatez de dafirmar ante una chica paralítica que su dolencia estaba basada en el hecho de que tenía "los meniscos metidos pa dentro". La cara del doctor Cabeza, y su reacción, fue de lo más divertido que ví en años en la televisión, sin contar claro con aquello que decía Fungairiño de que no sabía nada del asunto ya que únicamente visiona documentales de la BBC.
El caso del caradura que mencioné antes (el curandero, no Fungairiño) se emitió en un programa de Antena 3 Tv llamado "Otra dimensión", que recibió críticas desde casi todos los sectores pero que me consta gustaba a bastante gente, sobre todo a conocidos y amigos que ya sabemos de qué van esta clase de pájaros (hablo del curandero, no Fungairiño).
Volviendo al caso Santillana, resulta chocante oírle decir de su propia boca que el reloj de la puerta del sol fue "manipulado". Vamos, una conspiración mundial digo yo: illuminatis, el kgb, mossad... todos contra Santillana, trabajando a destajo para evitar que la verdad de la existencia de sus poderes mentales saliese a la luz pública y menos en un día tan señalado. Por eso no pudo pararlo. Sin embargo no explicó qué demonios pasó con el otrora reloj de arena que le puso sobre la mesa una pícaramente malintencionada Ana García Siñeriz, que además mencionó el hecho de que su reloj de muñeca tampoco se había parado.
Vamos, que de detener el tiempo o tan sólo un reloj, Santillana sabe poco más que deshacerse de las pilas. Si hubiese sido Anthony Blake pues me habría gustado, porque el doble juego de este tipo de magia me fascina: misterio y siempre, siempre, muchas preguntas en el aire. Sabe uno a qué juega, qué busca. Pero con gente como Santillana, como con otro tipo de personajes (curanderos y ajenos al mundo absorbidos por la vida animal), no puedo más que reírme.
Y apuesto a que no soy el único.
1 Comments:
Se ríe un de ellos, llora pro quienes les creen.
¿Que no hay?
Pues me temo que si....
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