Que vengan los OVNIs
Manifestaba hace ya algún tiempo una publicación india, que los OVNIs tenían la capacidad de desactivar cabezas nucleares y que están atentos a los acontecimientos para intervenir en caso de necesidad. Ya deben estar realizando simulacros... Por favor, ¡que vengan los OVNIs!.
Dijo Chirac que Francia, uno de los países más poderosos del mundo, está dispuesto a usar armas nucleares contra aquellos países (que no "individuos") que comprometan la seguridad del país. Los gobernantes galos están convencidos de que la estrategia de disuación nuclear es la más adecuada para mantener a raya a los terroristas.
El "demonio de la muerte", definición de Carl Sagan, que vemos en la imagen superior pertenece a una de las instantáneas tomadas sobre Nagasaki por algún soldado de sangre extraordinariamente fría o, en su defecto, portador de un abrumador temor hacia sus superiores. Es una imagen que nos viene a la cabeza cada vez que oímos hablar de armas atómicas. Pero es que no es de eso exactamente de lo que estamos hablando. A los lectores menos formados: hay una gran diferencia, abismal, entre una bomba atómica y otra nuclear, y lo es no por cuestiones etimológicas sino más bien prácticas.
Los demonios de la muerte de Nagasaki e Hiroshima son tristes y casi benevolentes corderitos al lado de una bomba de fusión, termonuclear, de hidrógeno, "gran bomba", o como queramos llamarla. Simple y llanamente se convierten en simples colillas similares a las que queman los montes españoles cada verano. La fuerza del fuego no vive dentro de ellas, sino del otro monstruo que espera a su señal.
Una bomba atómica como las lanzadas por los norteamericanos sobre el Japón de mediados de los 40 tenía una potencia aproximada de 20 kilotones, es decir, un valor similar al de una carga explosiva de 20.000 toneladas de TNT. En otras palabras, el equivalente a todos los "blockbusters" o bombas aéreas lanzadas durante 22 días de la Segunda Guerra Mundial, juntas en un solo dispositivo y concentrado todo ello en un solo punto geográfico de apenas metro y medio de diámetro. Sin embargo, una bomba de hidrógeno de las más simples esconde siete veces la potencia de todas las bombas lanzadas durante toda la mencionada guerra. Más de 7 x 2000 días de bombardeos escondidos dentro del auténtico demonio de la muerte, triste producto de las disputas humanas.
En el gráfico que he realizado a tal efecto y que podemos ver a la izquierda, se puede comprobar el efecto que uno de estos ¿ingenios? tendría si fuese lanzado sobre la Base Naval de Rota, en España, junto a mi domicilio habitual. A una altura aproximada de detonación de 2.500 m sobre el suelo, causaría casi 800.000 víctimas. A 50 km del punto cero, el porcentaje de mortalidad seguiría siendo del 95% a causa de terribles quemaduras de 2º y 3er grado.
Se estima que son más de 1.500 las unidades de esta potencia, en manos de los países pertenecientes al club nuclear, que no se parece en nada a una peña de jugadores de mus o de dominó. Mayor número suponen las unidades de 2 megatones, que causarían más de 100.000 víctimas, y que son armas "estratégicas" diseñadas supuestamente para barrer del mapa infraestructuras e instalaciones militares enemigas sin causar víctimas civiles, algo difícil de creer ya que nadie mata moscas a cañonazos. De éstas hay más de 30.000, y se está acelerando el proceso de construcción de más y mejores. Por otro lado, el mercado del cachondeo bélico posee en sus estantes más de 100.000 "pequeñas" bombas de 1 megatón, también "estratégicas". 1 megatón es una bomba ¡¡50 veces!! más potente que las lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Cuesta mucho trabajo creer en su idoneidad, ¿verdad?.
De 50 megatones aproximadamente existen varias decenas, aunque su existencia se supone, se supone digo, que forma parte de plan de disuación de las potencias nucleares. Evidentemente, ni Francia ni los Estados Unidos lanzarían una de éstas a menos que estuviesen a punto de desaparecer, lo que cuesta mucho creer a menos que Bin Laden posea un arma de antimateria, una granja infectada con una variante del virus de la gripe aviar capaz de transmitirse entre personas o una fotografía de Bush a modo de portada de Playboy. Además, si se pudiese justificar un precio de 1 millón de dólares por tirachinas, los norteamericanos (su gobierno quiero decir, más concretamente el actual) dotarían a sus soldados de siete u ocho por cabeza y las guerras serían un romper y crujir de cristales. El "business" es el business, amigo.
Pero díganme ustedes qué pasaría si un par de megatones caen en manos de terroristas internacionales. Ya lo han avisado todos: sólo es cuestión de tiempo. Hace escasos días ví un documental en el cual varios periodistas simulaban un ataque nuclear en Londres, y para ello trasportaron uranio y diverso material eléctrico que usarían para detonar el artilugio en un céntrico apartamento de la ciudad, cerca del puerto. Si en vez de periodistas hubiesen sido terroristas, lo habrían conseguido y no se habría enterado ni el mismísimo Alá.
Malos tiempos corren para el mundo del siglo XXI. Lo de Francia solo es el primer paso. Pero estén tranquilos: los OVNIs desactivarán las bombas, porque este planeta es demasiado bonito como para perderlo. Hay multitud de evidencias de cómo pululan sobre las instalaciones nucleares de medio mundo. Termino ya con algunas imágenes, sugerentes creo yo.
Que los OVNIs indios nos amparen.
Dijo Chirac que Francia, uno de los países más poderosos del mundo, está dispuesto a usar armas nucleares contra aquellos países (que no "individuos") que comprometan la seguridad del país. Los gobernantes galos están convencidos de que la estrategia de disuación nuclear es la más adecuada para mantener a raya a los terroristas.
El "demonio de la muerte", definición de Carl Sagan, que vemos en la imagen superior pertenece a una de las instantáneas tomadas sobre Nagasaki por algún soldado de sangre extraordinariamente fría o, en su defecto, portador de un abrumador temor hacia sus superiores. Es una imagen que nos viene a la cabeza cada vez que oímos hablar de armas atómicas. Pero es que no es de eso exactamente de lo que estamos hablando. A los lectores menos formados: hay una gran diferencia, abismal, entre una bomba atómica y otra nuclear, y lo es no por cuestiones etimológicas sino más bien prácticas.
Los demonios de la muerte de Nagasaki e Hiroshima son tristes y casi benevolentes corderitos al lado de una bomba de fusión, termonuclear, de hidrógeno, "gran bomba", o como queramos llamarla. Simple y llanamente se convierten en simples colillas similares a las que queman los montes españoles cada verano. La fuerza del fuego no vive dentro de ellas, sino del otro monstruo que espera a su señal.
Una bomba atómica como las lanzadas por los norteamericanos sobre el Japón de mediados de los 40 tenía una potencia aproximada de 20 kilotones, es decir, un valor similar al de una carga explosiva de 20.000 toneladas de TNT. En otras palabras, el equivalente a todos los "blockbusters" o bombas aéreas lanzadas durante 22 días de la Segunda Guerra Mundial, juntas en un solo dispositivo y concentrado todo ello en un solo punto geográfico de apenas metro y medio de diámetro. Sin embargo, una bomba de hidrógeno de las más simples esconde siete veces la potencia de todas las bombas lanzadas durante toda la mencionada guerra. Más de 7 x 2000 días de bombardeos escondidos dentro del auténtico demonio de la muerte, triste producto de las disputas humanas.
En el gráfico que he realizado a tal efecto y que podemos ver a la izquierda, se puede comprobar el efecto que uno de estos ¿ingenios? tendría si fuese lanzado sobre la Base Naval de Rota, en España, junto a mi domicilio habitual. A una altura aproximada de detonación de 2.500 m sobre el suelo, causaría casi 800.000 víctimas. A 50 km del punto cero, el porcentaje de mortalidad seguiría siendo del 95% a causa de terribles quemaduras de 2º y 3er grado.
Se estima que son más de 1.500 las unidades de esta potencia, en manos de los países pertenecientes al club nuclear, que no se parece en nada a una peña de jugadores de mus o de dominó. Mayor número suponen las unidades de 2 megatones, que causarían más de 100.000 víctimas, y que son armas "estratégicas" diseñadas supuestamente para barrer del mapa infraestructuras e instalaciones militares enemigas sin causar víctimas civiles, algo difícil de creer ya que nadie mata moscas a cañonazos. De éstas hay más de 30.000, y se está acelerando el proceso de construcción de más y mejores. Por otro lado, el mercado del cachondeo bélico posee en sus estantes más de 100.000 "pequeñas" bombas de 1 megatón, también "estratégicas". 1 megatón es una bomba ¡¡50 veces!! más potente que las lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Cuesta mucho trabajo creer en su idoneidad, ¿verdad?.
De 50 megatones aproximadamente existen varias decenas, aunque su existencia se supone, se supone digo, que forma parte de plan de disuación de las potencias nucleares. Evidentemente, ni Francia ni los Estados Unidos lanzarían una de éstas a menos que estuviesen a punto de desaparecer, lo que cuesta mucho creer a menos que Bin Laden posea un arma de antimateria, una granja infectada con una variante del virus de la gripe aviar capaz de transmitirse entre personas o una fotografía de Bush a modo de portada de Playboy. Además, si se pudiese justificar un precio de 1 millón de dólares por tirachinas, los norteamericanos (su gobierno quiero decir, más concretamente el actual) dotarían a sus soldados de siete u ocho por cabeza y las guerras serían un romper y crujir de cristales. El "business" es el business, amigo.
Pero díganme ustedes qué pasaría si un par de megatones caen en manos de terroristas internacionales. Ya lo han avisado todos: sólo es cuestión de tiempo. Hace escasos días ví un documental en el cual varios periodistas simulaban un ataque nuclear en Londres, y para ello trasportaron uranio y diverso material eléctrico que usarían para detonar el artilugio en un céntrico apartamento de la ciudad, cerca del puerto. Si en vez de periodistas hubiesen sido terroristas, lo habrían conseguido y no se habría enterado ni el mismísimo Alá.
Malos tiempos corren para el mundo del siglo XXI. Lo de Francia solo es el primer paso. Pero estén tranquilos: los OVNIs desactivarán las bombas, porque este planeta es demasiado bonito como para perderlo. Hay multitud de evidencias de cómo pululan sobre las instalaciones nucleares de medio mundo. Termino ya con algunas imágenes, sugerentes creo yo.
Que los OVNIs indios nos amparen.
7 Comments:
Hola alulim:
no veo mucho la relacion entre los ovnis desactivadores de armas nucleares y la interesante reseña sobre armas nucleares que has dado.
Saludos
Hola Maor y Alulím.
Aquí se adivina una fina ironía por parte del autor, que comparto.
Su crítica-velada- es hacia aquellos magufos que sustentan su "fe" en los ovnis hasta en las contiendas bélicas, inclusive las nucleares. Muchos ufólogos quieren hacernos creer que los "hermanos alienígenas" están dispuestos a ayudarnos ante una guerra atómica.
Sin comentarios...
Salu2
Al fin alguien que entendió lo que quise decir...
Me gustó tu blog, Pedro. Fino y conciso.
Hola Alulim, gracias por tus palabras, pero creo que por comentar la relación iglesia-estado,comenzará una guerra verbal y política en mi blog. Creo que erré al iniciarlo.
Por cierto, no soy fino, sino como decimos en nuestra tierra, más bruto que un arao.
Gracias y saludos tío.
Debes ser un completo payaso Alberto de Hierro. Ahora vendes fotos de fantasmas, jajaja "...El precio de cada imagen es de 150 Euros." Tu web es un asco verdaderamente, más estafador que el grupo Elron.
Tony
Jajajjaaja y esta otra estupidez tuya?:
"Nota: Pueden obtener una copia de esta bonita y misteriosa fotografía con el sello de autenticidad del FLIPO en nuestra sección de compras online. Su precio es de 220 Euros."
Supongo que esos euros te pagan la cara de titanio que tienes, caradura!.
Tony
Muy bueno el artículo, y tu blog también.Felicidades.Pienso que iniciativas como las tuyas son necesarias en una red repleta de gilipolleces a base de refritos de misticismo, ovnis e illuminatis.
Solo discrepo en que situes la bomba nuclear en Cádiz, podías haberla puesto en...no se, Madrid, por ejemplo. ;)
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