Ni extraterrestres ni anunnakis (I de V)
El best-seller de Zecharia Sitchin “El 12º Planeta” está más vivo que nunca gracias a Internet, la red de redes. Se han formado ingentes cantidades de grupos de conversación en torno a su teoría, en una dinámica tan peligrosa que la mayoría de ellos han terminado no sólo aceptándola sino ampliándola sin miramiento alguno. Así, los “anunnaki” (supuestos extraterrestres que crearon al hombre) han pasado de vivir en Nibiru, el 12º Planeta de nuestro sistema solar (contando a la Luna), a ser originarios de las Pléyades, de terceras dimensiones “de amor” e incluso ¡¡de la Matrix!!. Asimismo, a la cronología presentada por Sitchin se han añadido otras que nos hablan de seres reptiloides, divinos y semidivinos, y toda una suerte de entidades biológicas inteligentes que no cabrían en diez enciclopedias como las de Tolkien.
Como la mayoría de los crédulos son como loros, es decir que repiten lo que oyen sin ni siquiera detenerse a analizarlo, se ha formado una gran mentira que recorre la red haciéndose cada vez más grande. Las teorías de Sitchin son criticables desde todos sus ángulos; el autor tan sólo necesitó coser sus mentiras con fina aguja al tejido de la auténtica historia ya desentrañada en su mayor parte por los expertos sumerólogos y arqueólogos. Separando ambas, y conociendo de antemano la historia pues, lo que nos queda es la mentira.
Este trabajo realiza un análisis en cierto modo riguroso de la obra “El 12º Planeta”, procurando en la medida de lo posible no entrar en demasiados detalles, sin duda necesarios no obstante para una perfecta comprensión del entorno histórico sobre el cual Sitchin desarrolló sus hipótesis. Todo aquello obviado puede encontrarse en lecturas adicionales de obras históricas.
Sitchin nos presenta al hombre como fruto de la manipulación genética de especies homínidas, por parte de los “anunnaki”, seres venidos de un planeta de nuestro sistema solar aún desconocido, orbitando el sol en una órbita cuyo punto más lejano estaría bastante más allá de Plutón. Tardaría 3.600 años en completar cada órbita. Cada vez que su astro natal está lo suficientemente cerca, los anunnaki viajarían hasta la tierra, razón por la cual las civilizaciones humanas han experimentados contados avances en saltos de 3.600 años.
La razón de su venida hace más de 400.000 años habría sido la búsqueda de oro para regenerar la dañada atmósfera de su planeta. Debido a retrasos en la extracción de este metal, los anunnaki habrían creado al hombre a partir de especies homínidas, parientes suyas debido a que en la formación de nuestro sistema solar el planeta Nibiru habría chocado con la Tierra contaminándose en dios sabe qué medida.
Todas las intervenciones consideradas divinas en los antiguos textos humanos como los Vedas, el Antiguo Testamento y otros, no serían más que relatos de la interactividad de estos seres con los hombres.
Para todo ello, Sitchin presenta pretendidas pruebas en forma precisamente de textos, en especial el Antiguo Testamento y otros sumerios y babilónicos/asirios como el “Enuma Elish”, conocida como “La Epopeya de la Creación”.
Este trabajo está basado en la edición española de la Editorial Obelisco, por lo que se requeriría tener a mano o bien su versión en papel o alguna electrónica de las que pululan por la red. Para facilitar la identificación de párrafos en estas últimas, se exponen textos parciales que pueden ser localizados con la utilidad “búsqueda” de cualquier editor de texto.
LOS SALTOS EVOLUTIVOS
En la página 18 se nos habla de la escasa actividad humana previa al 11.000 aC, para luego lanzar un enunciado retórico con evidentes alusiones a la llegada de los anunnaki debido a la cercanía de su planeta:
“Y luego, alrededor del 11.000 aC, el “Hombre pensante” volvió a aparecer con un nuevo vigor y con un inexplicablemente alto nivel cultural. Fue como si un entrenador invisible, viendo el vacilante partido de la humanidad, hubiera hecho entrar en el campo a todo un equipo de refresco, bien entrenado, para sustituir al equipo exhausto.”
La réplica a esta afirmación necesita tirar de lo que será una constante a lo largo de este trabajo: Sitchin no es tonto, ni retrasado, con lo cual conoce de sobra la respuesta a la situación mencionada. A quienes sí considera tontos es a sus lectores. Un pequeño vistazo a la historia nos saca de dudas: en aquella fecha terminó la última glaciación después de un lento proceso, el clima se templó y el hombre perdió a uno de sus grandes enemigos. Él mismo da una prueba tres páginas después, en la 21:
“Este abrupto cambio en el devenir de los asuntos humanos, ocurrido alrededor del 11.000 aC en Oriente Próximo (y alrededor de 2.000 años después en Europa) […]”
Si los anunnaki se hubiesen desplazado sobre caracoles, probablemente habrían tardado 2.000 años o más en llevar sus conocimientos de Oriente Próximo a Europa, pero ¿no iban a bordo de naves espaciales?. La respuesta a la incógnita del resurgir humano está, pues, en el fin de la última glaciación. Ésta comenzó hace unos 120.000 años y llegó a su término más o menos por aquellas fechas indicadas, 11.000 aC, 10.500 aC, o aún más recientes según qué versiones. En cualquier caso, los hielos se fueron retirando empezando por las latitudes más al sur, camino al norte.
Ello, unido a que la presencia humana en el creciente fértil mesopotámico era abrumadoramente mayor que en Europa, constituye otra prueba más del avance “natural” de las culturas de la zona y del por qué de ese anacronismo. De hecho, las tierras más altas estuvieron heladas durante bastante tiempo más. ¡Y aún hoy lo están!.
Sitchin alarga y acorta plazos a su antojo para colar al lector otra “revolución” allá por el 7.500 aC, y así completar un ciclo de 3.600 aproximadamente con respecto al 11.000 aC. Hoy se estima con aceptable precisión que la última glaciación terminó hacia el 10.500 aC en el hemisferio Sur, y hacia el 8.000 aC en el hemisferio Norte. Por lo tanto, no existen dos saltos (11.000 aC y 7.500 aC), sino un progresivo aumento de la actividad humana en ese período. El hombre comienza lentamente a hacerse sedentario, debido a que las laderas de las montañas desheladas manan semillas silvestres por doquier, las cuales aprende a seleccionar el hombre. Una vez vista la idoneidad de este estilo de vida, se domestican otras muchas especies animales. El clima era más cálido que el actual, pero se fue haciendo cada vez más suave hasta convertirse en algo parecido a lo que tenemos hoy. Asentamientos como el de Jericó dan fe de todo lo narrado.
Existe un poema sumerio que narra la llegada de los cereales de mano de los dioses, que los escondieron en las laderas de las montañas (“De cómo llegó el grano a Súmer”). Resulta estúpido pensar en traerlo para esconderlo en una montaña, ¡al menos podrían haberlo dejado en sus naves espaciales!. ¿No podían entrar en órbita, quizá, y por ello tenían que bajarlos?. Menudos extraterrestres. Los relatos antiguos nos cuentan, con altas dosis de misticismo y agradecimiento, los grandes eventos de la humanidad.
El hecho de que el Antiguo Testamento mencione este proceso no tiene nada de divino, sobrenatural o extraterrestre. El cerebro del hombre de aquellos tiempos no era como el de los peces de agua dulce, y por lo tanto guardaban la memoria. Y les convenía hacerlo.
Merece la pena recalcar que en las páginas 19 a 20 se nos mencionan los ríos descritos en el Génesis: Tigris y Eúfrates, y los otros dos no nombrados pero que eran el Pisón y el Guijón. Dice Sitchin que el Antiguo Testamento describe con precisión la ubicación de aquel “jardín”: al oriente de Israel. Evidentemente los judíos que escribieron el Génesis (mucho más tarde de lo que se cree, y en diferentes épocas), sabían del E.Din babilónico y el Dil.mun sumerio. No cabe duda alguna de que el Génesis es una recolección de relatos mesopotámicos, mal enlazados, y esa es una de las muchas verdades sobre las que Sitchin cose sus mentiras para darles halo de verdad.
Sin embargo, es preciso hablar de los dos ríos restantes, el Pisón y el Guijón. Del primero, el Génesis dice que rodeaba el país de “Javilá”, que algunos expertos creen que alude a Arabia. En cualquier caso, el segundo, el Guijón, “rodea al país de Kus”. Y Kus era precisamente como llamaban los egipcios a Etiopía, por lo que evidentemente se nos habla del Nilo. Es sabida la extrema relación de los egipcios con los semitas antiguos, demostrada ya por la historia. La concepción de los judíos, por lo tanto, era errónea, puesto que el Edén no era el centro del cual salían los grandes ríos conocidos. Pero esto Sitchin no lo menciona.
En lo referente al comienzo de la urbanización en Súmer hacia el 3.800 aC, decir que por aquel entonces la población humana alcanzaba a duras penas los 5 millones de habitantes. Las prósperas condiciones a orillas de los ríos (Súmer y Egipto) provocaron la necesidad no solo de fundar ciudades, sino también de establecer gobiernos. Es un proceso natural.
Los responsables de los saltos evolutivos humanos fueron las idóneas condiciones externas, no la llegada de extraterrestres.
Como la mayoría de los crédulos son como loros, es decir que repiten lo que oyen sin ni siquiera detenerse a analizarlo, se ha formado una gran mentira que recorre la red haciéndose cada vez más grande. Las teorías de Sitchin son criticables desde todos sus ángulos; el autor tan sólo necesitó coser sus mentiras con fina aguja al tejido de la auténtica historia ya desentrañada en su mayor parte por los expertos sumerólogos y arqueólogos. Separando ambas, y conociendo de antemano la historia pues, lo que nos queda es la mentira.
Este trabajo realiza un análisis en cierto modo riguroso de la obra “El 12º Planeta”, procurando en la medida de lo posible no entrar en demasiados detalles, sin duda necesarios no obstante para una perfecta comprensión del entorno histórico sobre el cual Sitchin desarrolló sus hipótesis. Todo aquello obviado puede encontrarse en lecturas adicionales de obras históricas.
Sitchin nos presenta al hombre como fruto de la manipulación genética de especies homínidas, por parte de los “anunnaki”, seres venidos de un planeta de nuestro sistema solar aún desconocido, orbitando el sol en una órbita cuyo punto más lejano estaría bastante más allá de Plutón. Tardaría 3.600 años en completar cada órbita. Cada vez que su astro natal está lo suficientemente cerca, los anunnaki viajarían hasta la tierra, razón por la cual las civilizaciones humanas han experimentados contados avances en saltos de 3.600 años.
La razón de su venida hace más de 400.000 años habría sido la búsqueda de oro para regenerar la dañada atmósfera de su planeta. Debido a retrasos en la extracción de este metal, los anunnaki habrían creado al hombre a partir de especies homínidas, parientes suyas debido a que en la formación de nuestro sistema solar el planeta Nibiru habría chocado con la Tierra contaminándose en dios sabe qué medida.
Todas las intervenciones consideradas divinas en los antiguos textos humanos como los Vedas, el Antiguo Testamento y otros, no serían más que relatos de la interactividad de estos seres con los hombres.
Para todo ello, Sitchin presenta pretendidas pruebas en forma precisamente de textos, en especial el Antiguo Testamento y otros sumerios y babilónicos/asirios como el “Enuma Elish”, conocida como “La Epopeya de la Creación”.
Este trabajo está basado en la edición española de la Editorial Obelisco, por lo que se requeriría tener a mano o bien su versión en papel o alguna electrónica de las que pululan por la red. Para facilitar la identificación de párrafos en estas últimas, se exponen textos parciales que pueden ser localizados con la utilidad “búsqueda” de cualquier editor de texto.
LOS SALTOS EVOLUTIVOS
En la página 18 se nos habla de la escasa actividad humana previa al 11.000 aC, para luego lanzar un enunciado retórico con evidentes alusiones a la llegada de los anunnaki debido a la cercanía de su planeta:
“Y luego, alrededor del 11.000 aC, el “Hombre pensante” volvió a aparecer con un nuevo vigor y con un inexplicablemente alto nivel cultural. Fue como si un entrenador invisible, viendo el vacilante partido de la humanidad, hubiera hecho entrar en el campo a todo un equipo de refresco, bien entrenado, para sustituir al equipo exhausto.”
La réplica a esta afirmación necesita tirar de lo que será una constante a lo largo de este trabajo: Sitchin no es tonto, ni retrasado, con lo cual conoce de sobra la respuesta a la situación mencionada. A quienes sí considera tontos es a sus lectores. Un pequeño vistazo a la historia nos saca de dudas: en aquella fecha terminó la última glaciación después de un lento proceso, el clima se templó y el hombre perdió a uno de sus grandes enemigos. Él mismo da una prueba tres páginas después, en la 21:
“Este abrupto cambio en el devenir de los asuntos humanos, ocurrido alrededor del 11.000 aC en Oriente Próximo (y alrededor de 2.000 años después en Europa) […]”
Si los anunnaki se hubiesen desplazado sobre caracoles, probablemente habrían tardado 2.000 años o más en llevar sus conocimientos de Oriente Próximo a Europa, pero ¿no iban a bordo de naves espaciales?. La respuesta a la incógnita del resurgir humano está, pues, en el fin de la última glaciación. Ésta comenzó hace unos 120.000 años y llegó a su término más o menos por aquellas fechas indicadas, 11.000 aC, 10.500 aC, o aún más recientes según qué versiones. En cualquier caso, los hielos se fueron retirando empezando por las latitudes más al sur, camino al norte.
Ello, unido a que la presencia humana en el creciente fértil mesopotámico era abrumadoramente mayor que en Europa, constituye otra prueba más del avance “natural” de las culturas de la zona y del por qué de ese anacronismo. De hecho, las tierras más altas estuvieron heladas durante bastante tiempo más. ¡Y aún hoy lo están!.
Sitchin alarga y acorta plazos a su antojo para colar al lector otra “revolución” allá por el 7.500 aC, y así completar un ciclo de 3.600 aproximadamente con respecto al 11.000 aC. Hoy se estima con aceptable precisión que la última glaciación terminó hacia el 10.500 aC en el hemisferio Sur, y hacia el 8.000 aC en el hemisferio Norte. Por lo tanto, no existen dos saltos (11.000 aC y 7.500 aC), sino un progresivo aumento de la actividad humana en ese período. El hombre comienza lentamente a hacerse sedentario, debido a que las laderas de las montañas desheladas manan semillas silvestres por doquier, las cuales aprende a seleccionar el hombre. Una vez vista la idoneidad de este estilo de vida, se domestican otras muchas especies animales. El clima era más cálido que el actual, pero se fue haciendo cada vez más suave hasta convertirse en algo parecido a lo que tenemos hoy. Asentamientos como el de Jericó dan fe de todo lo narrado.
Existe un poema sumerio que narra la llegada de los cereales de mano de los dioses, que los escondieron en las laderas de las montañas (“De cómo llegó el grano a Súmer”). Resulta estúpido pensar en traerlo para esconderlo en una montaña, ¡al menos podrían haberlo dejado en sus naves espaciales!. ¿No podían entrar en órbita, quizá, y por ello tenían que bajarlos?. Menudos extraterrestres. Los relatos antiguos nos cuentan, con altas dosis de misticismo y agradecimiento, los grandes eventos de la humanidad.
El hecho de que el Antiguo Testamento mencione este proceso no tiene nada de divino, sobrenatural o extraterrestre. El cerebro del hombre de aquellos tiempos no era como el de los peces de agua dulce, y por lo tanto guardaban la memoria. Y les convenía hacerlo.
Merece la pena recalcar que en las páginas 19 a 20 se nos mencionan los ríos descritos en el Génesis: Tigris y Eúfrates, y los otros dos no nombrados pero que eran el Pisón y el Guijón. Dice Sitchin que el Antiguo Testamento describe con precisión la ubicación de aquel “jardín”: al oriente de Israel. Evidentemente los judíos que escribieron el Génesis (mucho más tarde de lo que se cree, y en diferentes épocas), sabían del E.Din babilónico y el Dil.mun sumerio. No cabe duda alguna de que el Génesis es una recolección de relatos mesopotámicos, mal enlazados, y esa es una de las muchas verdades sobre las que Sitchin cose sus mentiras para darles halo de verdad.
Sin embargo, es preciso hablar de los dos ríos restantes, el Pisón y el Guijón. Del primero, el Génesis dice que rodeaba el país de “Javilá”, que algunos expertos creen que alude a Arabia. En cualquier caso, el segundo, el Guijón, “rodea al país de Kus”. Y Kus era precisamente como llamaban los egipcios a Etiopía, por lo que evidentemente se nos habla del Nilo. Es sabida la extrema relación de los egipcios con los semitas antiguos, demostrada ya por la historia. La concepción de los judíos, por lo tanto, era errónea, puesto que el Edén no era el centro del cual salían los grandes ríos conocidos. Pero esto Sitchin no lo menciona.
En lo referente al comienzo de la urbanización en Súmer hacia el 3.800 aC, decir que por aquel entonces la población humana alcanzaba a duras penas los 5 millones de habitantes. Las prósperas condiciones a orillas de los ríos (Súmer y Egipto) provocaron la necesidad no solo de fundar ciudades, sino también de establecer gobiernos. Es un proceso natural.
Los responsables de los saltos evolutivos humanos fueron las idóneas condiciones externas, no la llegada de extraterrestres.
10 Comments:
Bueno, supongo que dije "teorías" en un acto de benevolencia para con el autor. A veces se me escapa... En cualquier caso, completamente de acuerdo contigo: son mentiras, simples y llanas.
Ahora que lo pienso creo que he cometido un error al hablar de "saltos evolutivos", puesto que no me quería referir a la evolución biológica propiamente dicha, sino a la cultural. Creo que me sumergí demasiado en el contexto del libro de Sitchin, que usa esa misma terminología.
Este primer artículo apenas entra en detalle, en los próximos cuatro ya se aborda el asunto de una forma más profunda.
Cuando leas el libro... que te sea leve la tortura. Especialmente las primeras páginas llenas de mitología.
Quiero romper una lanza en defensa de Sitchin, si bien no comparto su "fe", creo que hay que reconocerle el esfuerzo, no olvidemos que no es ningun profano en la materia, y el valor de enfrentarse a la comunidad cientifica internacional. Desde luego que no es ningun tonto lo demuestra el hecho de que habrá tenido exito tanto si tiene razon como si nó, lo prueba el capital que se debe estar embolsando el jodío.
Sabes, me gustaría saber en qué crees. ¿Cuál es tu visión del mundo y del ser humano?
Yo estoy leyendo actualmente el libro de sitchin, y es una falta de respeto sin fundamento lo que estas exponiendo.
obviamente si es una hipotetis hay claros indices de ser refutada o aceptada, pero hay formas mas explicitas de rebatirlas, y tu lo expones como si fuera un circo o una burla de este sujeto a los lectores, y das una especie de sello intimidatorio hacia futuros lectores, todos pueden leer y sacar conclusiones por si mismos para eso es una publicacion (o libro) no solamente tu tienes la inteligencia suficiente para investigar y debatir, pero se dejan las criticas hacia los demas con conciencia, no con charadas sacadas al estilo politico en campaña presidencial.. saludos
Estoy leyendo el libro de Sitchin, y desde hace un buen tiempo vengo leyendo todo lo relacionado a lo que se conoce como exopolitica, y a esta altura del partido debo tener o debemos tener mucho cuidado con las conclusiones que sacamos de esto ya que hay tantas cosas supuesta mente dadas por seguras que hoy se ponen en duda (por ejemplo la glaciación)por eso aunque no niego que todo esto genere dudas es muy apresurada tu apreciacion respecto a Sitchin, es mas no se cuanto de lo que llamamos historia oficial es realmente verdadero, es bueno buscar y leer de todo pero no por eso todo es creible pero tampoco es para desacreditarlo.
El libro de sitchin y lo que digan aqui son solo
teorias de lo que puede ser o no ser de la realidad pasada y actual,teorias
que nunca podran ser probadas, osea escriban lo que escriban vale
igual o menos que mierda, lo unico seguro es que el tiempo corre
y el planeta parece estarse desestabilizando ante una fuerza que
se desconoce su origen y de continuar asi lo unico seguro es que
van a morir todos muy pronto sin hacer nada mientras siguen debatiendo si
sitchin tiene o no razon.
Me parece que os habéis pasado tres pueblos con las duras críticas que hacéis a sitchin. Para empezar, sitchin mucho dinero no tiene que estar ganando, cuando el mayor existo de sus libros, como bien habéis dicho, es gracias a internet. Qué pena que justamente tengan éxito cuando el fallece el 9 de octubre de 2010 a los 92 años luchando por sus hipótesis. En definitiva, sitchin pasó más de su media vida investigando sobre las tablillas sumerias y las diferentes mitologías del mundo, efectivamente habéis dicho que prácticamente todo lo que expone son cosas sacadas de la mitología, de hecho una de las más críticas que ha recibido es tomarse muy enserio la mitología, como si fueran hechos que hubieran ocurrido de verdad y precisamente él decía, si ¿y qué? Realmente hay muchos misterios que rodean a estas civilizaciones, y vosotros los que criticáis tanto a sitchin, parece que solo habláis de lo que queréis. Aparte de que no se puede criticar a sitchin por leeros unas páginas o un libro, no os atrevéis con la gran pregunta principal que hace sitchin, ¿de dónde venimos? Cada vez son más los científicos y expertos que afirman que la teoría de la evolución de Darwin es una falacia y el eslabón perdido de la cadena evolutiva no se va a encontrar porque no tiene explicación, seguramente ninguno de vosotros (y me incluyo a mi) sepáis cuando el hombre dejo de ser mono, para empezar a ser hombre, es inexplicable, la teoría de la evolución falla y las hipótesis de sitchin, aunque no esté en lo cierto al 100% en lo que dice en sus libros, nos puede ayudar a comprender la teoría de la evolución, la cual solo sería explicable con la intervención de una inteligencia superior mediante una manipulación genética y de ahí al misterio del eslabón perdido. Y que sepáis que sitchin murió rogándole a la comunidad científica que le hiciera unos análisis de ADN a la reina Puabi, que según sitchin, si sus teorías eran ciertas, tendría que tener un ADN diferente al nuestro. Sitchin decía que la reina Puabi era una semidiosa y era descendiente de un dios (o se ha, de un extraterrestre AN.UNN.AKI.) y la comunidad científica nunca le dejo corroborarlo, por lo tanto el mismo estaba poniendo en riesgo sus teorías. Si se hubiera demostrado que la reina Puabi no tenía descendencia de un “dios” por lo tanto la teoría AN.UNN.AKI. no sería válida. Me gustaría saber porque no le dejaron… un saludo.
Completamente de acuerdo, Sitchin se pasó de la raya. Sin embargo el astro Nibiru aparece mencionado en varias tablillas cuneiformes de corte astronómico del Oriente Próximo.
Para saber el verdadero misterio que se esconde detrás de este astro recomiendo el libro "Nibiru, si no existe habrá que inventarlo". Allí no hallarán anunnakis, extinciones, ni cambios de era, pero si una excelente investigación con datos contrastables que hecha por la borda las "teorías" de Sitchin.
Hola buenas tardes,durante años asudiamente eh leido sobre diferentes publicaciones en diversos medios todos no oficiales,excepto:cientos de filtraciones y grabaciones hechas o reportadas x altos cargos gubernamentales o militares,asi como reportes civiles a los mismos sobre varios aspectos.existen una raza reptil existe,mira dentro de tu adn,pero no tienen geneticamente nada que ver con nosotros,y mucho menos desean algo de nosotros,no mas ayudan a que la tecnologia prospere,pero no casualmente la que todos esperamos almenos no para nosotros.en diferentes disclosure proyect de gran bretaña y estados unidos,reportan unas 60 razas mientras que los cargos que filtran dicha informacion sujetan cifras a unas 20 razas,a mi todo eso me da igual no me da de comer,estoy aki para que genereis electromagneticamente vuestra propia energia y dejeis de pelear y os unais de una vez.no para matar a nadie sino para entrar en un estado general de no conformidad.
SALUDOS DEJAME DECIRTE ALGO NO SABEMOS QUIEN DICE LA VERDAD TOTALMENTE O PARTE DE ELLA PERO DEBEMOS RAZONAR Y ESTAR CLARO QUE EL HOMBRE NO SE CREO SOLO ESTE PLANETA DE QUE SOMOS UNA CREACION POR MEDIO DE LABORATORIOS O CREADOS POR NECESIDAD POR SERES DE OTROS MUNDO ESO ES SEGURO.
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