domingo, noviembre 06, 2005

Ni extraterrestres ni anunnakis (II de V)

Esta es la segunda de cinco entregas de esta saga. Es preciso recordar que me baso en el libro "El 12º Planeta", y el artículo avanza con una linealidad paralela a la del mismo. Por ello, a veces pudiera parecer que se salta de un tema a otro sin sentido, siendo la causa la distribución por páginas de las tonterías de la mencionada obra.
CONFUNDIENDO AL PROFANO
Los textos sumerios, acadios y babilonios nos muestran a los “anunnaki”, los dioses, como habitantes cuyos hogares se establecían preferiblemente en el inframundo, el hades que derivaría más tarde en el infierno. Al ser dioses ajenos a los judíos, fueron considerados malignos por su teología.

En la página 78 se menciona un retal de un texto que dice:

“Alalu fue derrotado, huyó ante Anu. Descendió a la oscura Tierra. Abajo, a la oscura Tierra fue; en el trono se sentó Anu.”

Sitchin afirma que Alalu tuvo que abandonar su trono “en algún lugar de los cielos”, para recalar en la tierra. En otro libro suyo, “El libro perdido de Enki”, lo interpreta como una huida a bordo de una nave espacial, hasta llegar a nuestro planeta. Sin embargo, vuelve él mismo a contradecirse puesto que en la página 130 se narra el descenso de la diosa Inanna “al mundo inferior”, bajo la tierra, que era dominio de su hermana Ereshkigal y el esposo de ésta Nergal. Queda claro, por tanto, que el lugar donde recaló Alalu fue precisamente el inframundo, un lugar tan terrible que ningún hombre que lo visitase podía volver.

Todo este asunto de inframundo y anunnaki, pues, es el origen del mito del Hades, del Infierno y de toda la parafernalia adjunta. El por qué Alalu huyó a este lugar se explicará en otra entrada, cuando se hable de la distribución del cielo en porciones correspondientes a los diferentes dioses.

Pero hablemos de la tierra de Súmer, de donde manan todos esos misterios.

SUMER
La tierra de Súmer toma su nombre del término con el que lo conocían los acadios: Shumerum. Es así como aparece en el epíteto del gran Sharrukin (Sargón I de Acad): “Rey de Shumerum y Acad”.

En la página 94 Sitchin dice el siguiente disparate:

“La palabra egipcia para ser divino o dios era NTR, que significa "el que vigila". Curiosamente éste es el significado exacto del nombre de Súmer: la tierra de los que vigilan”.

En realidad, el nombre sumerio (y no acadio) de Súmer, que por otra parte no debería pronunciarse así sino “Shumer”, es Ki-en-gi, que dado viene a ser algo así como “Tierra de los señores justos”. Para que dijese algo relativo a “vigilar” debería contener “Igi”, no “Gi”. Sitchin mezcla a otros personajes sumerios, los Igigi o dioses vigilantes (“Igi”=mirar) con Kiengi, que es el nombre de un lugar (“Ki”).

En la página 100 muestra el signo cuneiforme para referirse a “An”, dios supremo sumerio. Equipara su relación con una estrella para establecer su presunto origen estelar. Para los sumerios, los dioses eran las propias estrellas. Así, Enlil era el “Señor del aire” (que no “del espacio aéreo”, que suena más extraterrestremente tecnológico, página 103), y Enki el “Señor de la Tierra”.

En una tierra plana rodeada por una cúpula, los sumerios dividieron el firmamento en 3 franjas. La inferior correspondía a Enki, el Señor de la Tierra, y dado que en determinadas direcciones no había tierra sino agua, su nombre acadio pasó a ser Ea, “casa-agua”, es decir el que tiene su casa en el agua. Sobre él, en posición central y predominante, An o Anu. Y en la parte superior, Enlil, el Señor del Aire. Estas franjas eran conocidas como “caminos”, y cada uno de ellos tenía asignada una ingente cantidad de estrellas, aportadas más tardíamente por los babilónicos. Todo se describe en el texto llamado Mul.Apin (“estrella-arado”).

Dado, por tanto, que los dioses tenían sus estrellas, existía un distintivo que se anteponía ante cualquier nombre escrito de un dios, que era precisamente el de una estrella, o An.

LA BATALLA DE ZU Y SU NAVE ESPACIAL
En las páginas 114 y sucesivas, se narra la batalla del dios Zu. Comienza Sitchin afirmando que el malvado dios quería apropiarse de las “Tablillas de los Destinos”, que no eran otra cosa que cartas estelares de coordenadas o vete tú a saber qué locuras. Al final, en una batalla aérea sin igual misiles incluidos, es derrotado y exiliado.

Los expertos, los de verdad y no los que cita Sitchin cuando necesita darle aires de seriedad a sus delirios, están de acuerdo en que el relato de Zu formó originariamente parte del Enuma Elish. De hecho, este poema no es más que una usurpación de otro mucho anterior sumerio, y en la versión babilónica se suplanta a Enlil por Marduk, dios supremo de esta última cultura. Y esas “Tablillas de los destinos” que quería Zu, también aparecen en el Enuma Elish, que Sitchin afirma no es más que un relato de la creación de nuestro sistema solar, donde se da cuenta además de cómo Nibiru (Marduk), el planeta de los anunnaki, chocó contra Tiamat dando lugar a la Tierra y al cinturón de asteroides. Por lo tanto, si las Tablillas de los destinos eran coordenadas espaciales, ¿para qué demonios las necesitaban los planetas?.Servirían para las naves espaciales, no para los astros: éstos ya tienen sus propias leyes para mantenerse donde deben. Como todo esto era así, Sitchin evita mencionar a Zu en la página 98 cuando habla de Apsu, Tiamat y los otros dioses/planetas.

Después de hacer alarde de su ignorancia en ingeniería hablando de naves con alas y piñones desmontables, alude al arma con el que Ninurta vencería a Zu: el “til”, que por su forma cuneiforme parece una flecha (página 117). ¡Faltaría más, que un signo cuneiforme no se pareciese a una flecha!. Aunque también se parecen, no obstante, a pisadas de pájaros, que fue lo que algunos pensaron que eran cuando fueron descubiertas. Se hacían con cañas de madera sobre barro húmedo, y por lo tanto, el lugar donde más presión de ejercía daba forma a la cuña.

El signo para “flecha” es en realidad “Ti”, siendo Ti.l para “vivir”. Ambos están muy emparentados el uno con el otro, puesto que “Ti” también significa “vida”, y hasta “costilla” (de ahí el relato de la costilla de Adán). En cualquier caso, aunque tanto Ti como Ti.l puedan significar algo relacionado con la vida, Ti.l no tiene nada que ver con flechas. Es “Ti”, y el texto de Zu usa “Ti.l”. Complicado de explicar, pero fácil de comprender. Es la manipulación de Zecharía Sitchin.

En la página 121 el autor hace algo parecido a lo anterior, pero a la inversa. Lía el asunto para establecer que en realidad, Zu era Zu.En o En.Zu (puesto que en sumerio el orden es irrelevante, lo que es cierto en determinadas condiciones), y que En-Zu es como En.Su o Su.En, es decir, Suen, el nombre acadio para el dios Nannar: Sin.

Pero no es lo mismo decir “tomate” a que “te mato”. Los sumerios cuando escribían determinadas palabras usaban indicativos. Por ejemplo, el denominado “dingir” antepuesto al nombre de una divinidad; éste era una estrella, “an”. En medio de cualquier nombre o palabra se leía “an”. Los indicativos no se leían, sólo se escribían. Así, “gish” se usaba para árboles, y “mushen” para pájaros. Y el dios Zu se escribía “An.zu Mushen” (Mushen en superíndice), es decir, “El pájaro Anzu”. Por lo tanto, aunque Sitchin se niegue a aceptarlo Anzu no iba a bordo de un “pájaro” sino que era tal. Un pájaro-dios. Por su parte, Nanna/Nannar/Sin, como queramos llamarlo, estaba bien identificado: la Luna, el dios lunar.

Hasta aquí algunas más de las mentiras de Sitchin. En la próxima entrega, hablaremos de la Torre de Babel y su "nave espacial".

7 Comments:

Anonymous Anónimo said...

estimado ¨amigo¨, al leer su columna me doy cuenta que usted no usa la pluma,usa un bisturí,y disecciona cual cirujano hambriento ávido de mas atención para su arte defecativo, de las ideas y/o exposiciones de otros,tocandole el turno al mentado sitchin,especular sobre temas fuera de jurisdicción y promocionarse con la critica a lo que hacen o dicen los demás no solo es vergonzoso sinó mas que aberrante,aunque productivo,proporciona a otros un insano escepticismo que a la larga conduce a la negación de sí y de todo lo que alimenta la imaginación de las atrofiadas mentes buscadoras del algo, que las mantenga con interés en una existencia cada vez mas llena de prosaicas vacuidades?

6:52 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No se de donde sacaste tanta imbecilada, y me gustaria saber si en tu perfil puedes poner si tienes alguna facultad que te dice que pudes leeer simmerio o solo le pegas a secharia sitchin por que a ti no se te ocurrio y ocultas en tu dormido cerebro al algo de tu problemas existenciales y los apuntas en esta columna, llama a un psicologo, aver si te lo destraban.

2:10 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Solo cuando la mente finita del hombre se ponga a nivel con la mente infinita, es cuando estas personas con falta de sabiduria, puedan llegar a tener conocimiento de lo que realmente es la verdad. Por el momento todas sus frustraciones se ven reflejadas en comentarios negativos hacia el autor para llamar la atencion y sentirse importantes.

6:13 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

¿Por que no pones tambien el significado de lo que Sitchin menciona en sus libros al referirse a "la tierra de abajo" como al hemisferio Sur y no a otra cosa, al referirse a "la tierra de abajo" explica mas adelante que se referia al viaje del dios a las tierras del sur de Africa.

5:13 p. m.  
Anonymous observdador said...

Creo que de repente, Sitchin podria manipular algunas palabras, pero no frases o párrafos completos.
Que piensas de estas textos?
"la atracción de la red de la Tierra es mucho mayor que la de Lahmu; para
superarla, nuestras energías quedarán exhaustas!"
Y esta otra:
"¡cerca de la Tierra hay un acompañante, se trata de la Luna! La atracción de su red es más pequeña, de ahí que se precise poco esfuerzo para ascender y descender. ¡Considerémosla como estación de paso, que se nos permita a Marduk y
a mí viajar hasta allí!"

En otra parte, dice que al llegar a la luna, no se podia respirar...

5:09 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Es difícil entender porqué tantas personas se dejan seducir por mentiras y son capaces de todo con tal de defenderlas, especialmente si han pagado por verlas y se han dejado encantar por el encantador. En lo personal, el material que expuso Sitchin no me cerró ni me cierra, a menos que se haya pretendido que su hipótesis llenara el vacío dejado por el "eslabón perdido" que, desde los tiempos de Darwin, nadie atina a encontrar. Otra constradicción grosera en la que caen sus defensores, es no preguntarse por qué se le permitió a este autor enfrentarse con la comunidad científica, mientras que por otro lado, con la excusa de la invasión a Irak, todas las grandes bibliotecas y museos de ese país fueron diezmados y muchísimas tablillas desaparecidas. ¿Quien podría refutar la hipótesis de Sitchin si sistemáticamente se sacó de circulación pública una fuerte cantidad de los registros? A menos que el estudio se base en una correcta significación de los símbolos impresos, tendremos otra tergiversación más, como la de muchos papiros egipcios, sobre los cuales, mismo los egiptólogos no terminan de ponerse de acuerdo.
Para los que están metidos en temas conspiranoicos, es indudable que Sitchin, además de masón fue Illuminati y sionista. Creencias bastante peculiares que hacen comprensible la notoriedad que alcanzó, la publicidad que tuvo y el modo de insersión que le vale el respeto de todos aquellos que aun creen que las instituciones son conducidas por gente buena que busca lo mejor para la sociedad humana, aunque todo esté al revés más allá de sus narices. En fin amigo. Hay de todo y para todos. Me gusta tu "disección", sé fiel a vos mismo.
Saludos.

7:32 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Amigo escritor le pido por favor que no pierda su tiempo ni le haga perder el tiempo a otros con analisis tan estupidos. gracias

5:14 p. m.  

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