domingo, noviembre 27, 2005

Ni extraterrestres ni anunnakis (V de V y final)

Para Sitchin, el planeta madre de los anunnaki realizaba una órbita completa cada 3.600 años. A pesar de sus intentos por liar al lector incluyendo hipotéticas trayectorias planetarias, esta posibilidad es más que remota.

Según las leyes de Kepler, que se cumple con todos los planetas, el cuadrado del período orbital de cada planeta alrededor del Sol es igual en años al cubo de la distancia media entre el astro principal y el planeta. De estos cálculos se desprende que la distancia media de Nibiru al sol es de unas 235 unidades astronómicas, es decir, más de 35.000 millones de Km. Esta distancia es unas cinco veces superior a la de Plutón. Si tenemos en cuenta que Sitchin habla de una órbita excéntrica, de forma que su perigeo o punto más cercano al sol se situaría entre Marte y Júpiter, esta misma excentricidad alargaría la distancia hasta límites más allá de los 70.000 millones de km. Si Plutón, estando como máximo a un décimo de esa distancia, posee una temperatura de -230 ºC, ¿qué ocurriría con Nibiru que estaría diez veces más lejos en algunos momentos?.

Este 12º Planeta obtendría su número en función de todos los astros de nuestro sistema solar: Sol, Mercurio, Venus, Tierra, Luna, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno, Plutón y Nibiru. Lo que no se explica es por qué se cuenta a la Luna y no a Io, Ganímedes, Europa, Calisto, Titán, Tritón, etc… Y lo que es más grave, ¿qué pasa con Sedna?. Por tamaño, Mercurio no es más grande que alguno de los satélites de Júpiter, ¿por qué no contar a éstos?. Si la respuesta está en que no orbita al sol sino a su planeta madre, ¿por qué contar la Luna?. ¿Y Plutón y Caronte?. Si se cuenta a éstos, debe contarse a Sedna. Pero claro, Sedna se descubrió recientemente, y Sitchin hace más de 30 años que escribió su libro-locura.

Hay varias incongruencias en el Enuma Elish, según Sitchin un relato de la creación de nuestro sistema solar (Capítulo 8, página 238 y siguientes). En primer lugar, originalmente existían Apsu (Sol), Mummu (Mercurio) y Tiamat (pre-tierra). Pero en el trabajo con textos más antiguos, se ha descubierto que en realidad Mummu era un epíteto de Tiamat, por lo que probablemente su nombre original era Mummu-Tiamat, y nombres parecidos en otros textos. Cuando según el poema, Ea “mató” a Apsu(Sol), ¿no debería haber dejado de “arder” nuestro astro rey?. Por otra parte, si Kingu representaba a la Luna de Tiamat que luego sería la nuestra, ¿qué ocurre con el dios solar Nannar, que era exactamente el nombre de nuestro satélite para los sumerios?. ¿Y el Utu sumerio o Shamash acadio, que eran los nombres del Sol que debiese ser Apsu?.

Nibiru, en realidad, era un nombre para los planetas Mercurio y Júpiter. El Mul.Apin lo dejaba muy claro, pero Sitchin se encarga de quitar un par de letras aquí y allá en la página 246:

“El planeta del dios Marduk, en su aparición: Mercurio. Ascendiendo 30 grados del arco celeste: Júpiter. Cuando se sitúe en el lugar de la batalla celeste: Nibiru”

Los sumerios identificaban a las estrellas como dioses, y aquellas que se movían de forma especial, como lo son los planetas que se mueven por la eclíptica, tomaron una relevancia especial. El Mul.Apin lo que en realidad dice es que la estrella de Marduk ES Mercurio en su salida, cuando asciende 30 grados ES Júpiter y, al llegar a un punto x en el cielo, ES Nibiru. Es todo una leyenda mitológica, que narra una lucha celestial entre astros, aunque Tiamat no ha sido aún identificada con total seguridad. Por ejemplo, las “siete estrellas” de Enlil presentes en algunos grabados no representan al “séptimo planeta” (la Tierra) mirando desde Nibiru al Sol, como afirma Sitchin, sino las Pléyades, como bien dice el Mul.Apin. Lo comprobaremos después.

Imagine que en pleno día, a juzgar por la presencia de agricultores, apareciese un astro como Nibiru. ¿Cree que sería visible?. De ningún modo, tal y como sucede con Júpiter. Si resultase que su tamaño fuese colosalmente superior y su distancia colosalmente inferior, el caos gravitatorio sería tal que Marte sería engullido. No existe posibilidad.

En el Mul.Apin se establece que "Si dUdu.Idim.Gu4 (nombre que los mesopotámicos daban a Mercurio) divide el cielo y permanece allí, [su nombre] es Nibiru". Por lo tanto, Mercurio en algunas circunstancias era Nibiru. En otras "ascendiendo 30º del arco celeste", Júpiter. La sentencia del Mul.Apin es clara.

En la página 247, el autor muestra una imagen catalogada como Figura 113 que dice representa la aparición de Nibiru en pleno campo, siendo observado por los humanos corrientes (se adjunta). Otra mentira, otra más de la larga lista. Esa representación alude precisamente a la estrella Apin, de donde toma su nombre el texto Mul (“estrella”) Apin, (“arado”), es decir “estrella del arado”. Ésta aparecía el primer día de la primavera, allá por Marzo (más concretamente, entre el 15 de Marzo y el 15 de Abril), y daba inicio a la actividad agrícola. El término Mul indica estrella, y por ello el “Mul.Mul” se refiere a lo más de lo más de las estrellas: las Pléyades. De ahí su importancia, nada que ver con el esquizofrénico rollo ese del séptimo planeta desde Nibiru. Cuando el famoso autor emplea el término "planeta" en las traducciones demuestra su infame voluntad de manipulación . El término real es "mul", que simboliza a las luminarias celestes. Así, cuando un lector repasa el texto, queda asombrado con la presencia de la palabra planeta. ¿Por qué no explica eso Sitchin, a modo de aviso?.

Si aceptamos la interpretación de Sitchin sobre el Enuma Elish, Mummu era Mercurio, Lahmu y Lahamu eran Venus y Marte, Anshar y Kishar Saturno y Júpiter, Anu y Ea Urano y Neptuno y Gaga Plutón. Sin embargo: ¿por qué Tiamat “iba” hacia donde estaban los dioses Anshar, Kishar, Anu, Ea y Urano, si se supone que era un planeta que orbitaba donde hoy está el actual cinturón de asteroides?. ¿Por qué Apsu (el sol) sigue brillando si Ea “lo mató”?. ¿Cómo era Tiamat “la madre de ambos”, Apsu y Mummu, entonces?. ¿Cómo iba a ser Kingu, nuevo esposo de Tiamat, la Luna si en el Enuma Elish tanto Kingu como Apsu son nombrados aparte del Sol ("Shamash") y la Luna?. ¿Por qué si el Enuma describe la situación en cuanto a lejanía del sol de los planetas, y dice “Anshar y Kishar” y no “Kishar y Anshar” (Júpiter y Saturno) que sería su orden correcto?. ¿Cómo llegó Ea/Neptuno hasta Apsu/Sol y tras matarlo lo estableció como su casa, es que quizá hoy Neptuno está donde el Sol o un simple planeta puede destrozar a una estrella que tiene un diámetro veinte veces superior?.

En realidad, el antiguo texto no es más que una alegoría sobre la creación de las estrellas y el zodíaco. Doce monstruos llevaba Tiamat, ¿no es demasiada casualidad?. Fíjese en que Enlil es llamado "Señor del aire/alturas/atmósfera" (cualquiera de los tres es válido), y casualmente el Camino de Enlil lo compone la banda superior (sobre el ecuador celeste) del cielo. De todo ello se habló antes, pero merece la pena recalcarlo en este momento. Miente Sitchin al afirmar que los sumerios sabían que la tierra era redonda. El Camino de Anu era la zona intermedia entre cielo y tierra, es decir, el ecuador celeste. Y el de Ea los cielos inferiores. Nótese que "Ea" significa "el que tiene su casa en el agua", sobre el firmamento justamente, debajo está el mar. Y tampoco olvidemos que en el Enuma Elish se decía que Ea no pudo plantarle cara a Tiamat; dado que Tiamat representaba a las constelaciones zodiacales de entonces, iba "ascendiendo" por los cielos hasta donde Ea no podía llegar (ecuador y más allá). Al final sería Marduk el que la rompería en dos (cierto es el asunto de la falsificación babilonia), y según el Mul.Apin éste "divide el cielo en dos". Igualmente, Sitchin ha calculado una inclinación orbital de Nibiru de aproximadamente 17 º. Todos los planetas, excepto Plutón, están más o menos sobre el mismo plano horizontal, en su giro alrededor del sol. Si esto es así, ¿por qué Nibiru afectó a Urano y Neptuno en su trayectoria, hasta el punto de volcar al primero?.

"Cruzó el cielo e inspeccionó las regiones... La estructura de lo Profundo midió entonces el Señor [...]"

La relación entre “lo Profundo” y el espacio interestelar no es posible. Primeramente, la traducción correcta de "lo Profundo" está tergiversada. El texto original usa la palabra apsu, el mismo empleado para describir a uno de los dioses. Por lo tanto, su traducción sería "el profundo" y no "lo profundo". En la lengua sumeria, además, no existen los pronombres relativos. El Apsu, Ab.zu sumerio, muerto a manos de Ea, bien puede significar el "mundo inferior" de los sumerios, aquello que está bajo la tierra. Por eso Ea "puso su morada encima de Apsu", es decir, se estableció justo sobre el firmamento (más abajo, estaría el supuesto mundo inferior, obvia decirlo...). En realidad, la visión que los sumerios tenían de sus dioses eran personificaciones de las deidades celestiales (las estrellas). "La estructura del Profundo midió entonces el señor", da cuenta del ocaso. Sería más fácil, no obstante, traducir Apsu como la profundidad, despersonificándola.

Otra lindeza de Sitchin es la siguiente sentencia extraída del Enuma: "Hacia lo Profundo marcó una órbita; donde la luz y la oscuridad de mezclan, está su límite más lejano". Donde la luz y la oscuridad se mezclan es justo el firmamento. Lo sumerios no creían que su "dios" bajara al mundo inferior, más bien pensaban que se quedaba en "El Profundo" (repetimos, no lo profundo) para luego regresar a su lugar en los cielos una y otra vez.

"Descubrimos que los textos astronómicos que trataban, de un modo altamente sofisticado, de los períodos planetarios, así como las listas de planetas en su orden celeste, sugerían también que Marduk aparecía en algún lugar entre Júpiter y Marte."

Otro ejemplo, que termina hastiando, de manipulación. Debemos saber que sí, que realmente los textos antiguos trataban de un modo altamente sofisticado de los períodos planetarios. Pero de los períodos vistos desde la tierra, es decir, ortos y ocasos, así como sus recorridos, ¡no de las órbitas de los planetas alrededor del sol!.

De hecho, Nibiru no tenía apenas importancia en los textos antiguos, si lo comparamos con otras deidades y astros. El hecho de aparecer en algunos con el logograma distintivo divino ("An", que precedía al nombre de los dioses-estrellas), indica claramente que era una deidad más, en este caso, Marduk.

En otras de las libres traducciones de Sitchin se dice "Cuando Nibiru alcance su perigeo...". ¿Qué sabían los sumerios de apogeos y perigeos?. ¿Distinguían quizá entre estrellas y planetas, en toda su magnitud?. Si es así, ¿por qué a todas se les llamaba "mul"?. Algunos han respondido a esta pregunta con otra: ¿por qué entonces los sumerios hablaban de errantes?. Pero como todos sabemos, el movimiento de la tierra sobre su eje crea precisamente esa visión de los astros, todos sin excepción, errando, moviéndose. Los babilonios, herederos de los sumerios y acadios en estos asuntos (su dios era Marduk), tienen mucho que decirle a Sitchin sobre los elevadísimos conocimientos adquiridos de los anunnaki. Veamos si no este grabado:

Se trata de un mapa babilonio de la región, encontrado en el Templo de la diosa Ishtar (Inanna), que da cuenta del poco conocimiento que tenían los hombres de la época del lugar donde vivían. Con tantos cohetes voladores, y diosas con cascos y atuendos espaciales, su cartografía debió ser muchísimo más precisa. A su lado podemos encontrar una reproducción más nítida de los trazos sobre esta piedra. ¿No sabían los babilonios que la zona no estaba rodeada completamente por mar?. ¿Dónde está el rio Tigris?. ¿Por qué Asiria está mal situada?. ¿Así veían los anunnaki la tierra desde el espacio?.
Incluso la interpretación del famoso "Cilindro VA/243", que muchos han usado como prueba irrefutable, es incorrecta. Sí, existe, pero no representa para nada al sol y a los planetas. Y vamos a comprobarlo. La figura no representa al Sol y Sitchin lo sabía. En innumerables estelas sumerias, babilonias y acadias los arqueólogos han encontrado representaciones de estrellas.

Aquí podemos observar una típica representación del sol, a la izquierda. A la derecha, una comparación de tres estrellas: la del cilindro que nos ocupa, y la de otros dos expuestos por H. Frankfort en su obra, procedente de muchos otros cilindros similares al VA/243 de Sitchin. Como vemos, no es el sol el astro representado, ¡sino una estrella!.

Y aquí, claramente de izquierda a derecha, ¡una estrella, la luna y el sol!. Así, el VA/243 no muestra al astro rey sino a una estrella cualquiera. Según Sitchin el astro de la imagen anterior, el situado a la derecha, se trata del "duodécimo planeta con su capa atmosférica” (páginas 255 y 256, figura 115), cuando realmente se trata del sol.

Otras de las más increíbles interpretaciones de Sitchin sobre los “viajes espaciales” de los anunnaki se basa en un planisferio circular asirio datado del siglo VII aC (páginas 275 y 277, figuras 122 y 123). El autor asegura que representa un viaje del dios Enlil, en su nave espacial, desde su inexistente planeta Nibiru hasta la tierra. Representamos aquí una porción de ese planisferio:
Las estrellas de Enlil eran como ya vimos las Pléyades, llamadas en sumerio "mul-mul", y su definición en el Mul.Apin es "las estrellas, siete veces divinas, los grandes dioses". La inscripción superior, "kakkab..... kakkab An-un....." no es explicada por el autor en sus obras, pero sí dedica innumerables líneas al resto del grabado. Tiene una gran lógica: "kakkab" significa "estrella" en asirio, y "An-un..." es lo que quedaba en el original cuneiforme (los años no perdonan) de la palabra Anunitu, la "Dama del cielo", que se encontraba en la constelación de Piscis y el Pez Oriental (cuando había más de 12 constelaciones zodiacales). ¿Se le olvidó al autor ese detalle?. Más bien, lo omitió deliberadamente ya que ello significaría que el gráfico representa al cielo visto desde la tierra, y no un cuaderno de viaje entre los planetas.

Si con un software informático astronómico cualquiera echamos un vistazo a los cielos de medio oriente (por ejemplo, situándonos en Bagdad o Assur), en la época del equinoccio de primavera, encontramos precisamente que el triángulo situado tras los puntos (el que no tiene inscripciones) simboliza el corte de la eclíptica con el ecuador celeste. Ello precisamente indica el momento descrito, el equinoccio de primavera.
Obsérvese el triángulo formado entre eclíptica y el Ecuador (el zoom no permitía alejarlo más). En Tauro están las estrellas de Enlil, las Pléyades. Luego tenemos, aunque aparece cortado, a Piscis a su derecha. La estrella Apin se cree que se encontraba en el Triángulo; justo sobre Aries podemos ver esta constelación. Otros autores piensan que se trataba de Hamal, en Aries, que "casualmente" también está aquí representada. Dil.Gan es un misterio, pero tampoco es importante.

Sitchin lee las inscripciones en sumerio a pesar de ser el original un texto asirio, aunque quizá no le falte razón puesto que podría tratarse de una copia de uno muy anterior. La palabra montaña simboliza precisamente eso, una montaña que ve el observador que mira al cielo desde un lugar concreto. "Bur" es "remontar", y eso precisamente hacen los astros en el cielo: ascienden y caen. La línea entre la "montaña" y el destino de Enlil cruza entre Apin (Aries o Triángulo) y Dilgan. El gráfico estaría invertido, dada la necesidad del autor de encuadrarla como una cuña dentro de una tablilla circular. La manipulación vuelve a incrementarse con el término "cohete", en realidad, "sham" en el texto.

Las "nubes de vapor" y "no nubes de vapor" no tienen sentido alguno; para empezar no es un término usado normalmente por los sumerios para nombrar a las nubes, y aunque finalmente fuese así, ¿no es bien cierto que en las alturas existen nubes y, a ras de suelo, no?. Nubes, montañas, las Pléyades, algunas estrellas... El escriba representaba lo que veía. Es un cuadro astronómico del pasado.
Habíamos dicho en anteriores líneas que el "mul-mul" representaba a las pléyades y que íbamos a comprobarlo. Pues en este grabado del período seleúcida (siglo II aC), se observan las Pléyades, la Luna y el Toro Celeste Gudanna. La inscripción cuneiforme bajo las estrellas se lee mul-mul, las Pléyades.
Si algún lector desea acceder a la información contenida en el Mul.Apin, no tiene más que exponerlo en mi blog y dejar su correo electrónico; con mucho gusto le remitiré la lista de astros, ortos y ocasos de las estrellas que eran conocidas por los babilónicos, y que demuestran que lo dicho aquí se ajusta estrictamente a la verdad.
Con esta entrada, termino mi análisis de la obra-cuento de Zecharía Sitchin "El 12º Planeta". La semana que viene expondré un trabajo relativo a los Dogon y las supuestas visitas extraterrestres.