viernes, junio 23, 2006

Autoridad moral

Según el portavoz de la Conferencia Episcopal, Martínez Camino, el Estado no es ninguna autoridad moral. Obviamente habla en estos términos pensando en su verdad subyacente que no es otra que el hecho de que la Iglesia, la católica (apostólica y romana) sí lo es.

Igualmente, aunque la batalla parece haberla ganado la presión emanada desde los sectores más moderados dentro de la CE, ésta pretendía presentar un borrador sobre la unidad de España. Está caliente el cotarro, y mucho, después de que en la presente legislatura se haya legislado (valga la afortunada redundancia) de forma lesiva a los intereses parroquiales.

Yo el concepto de autoridad moral no lo he entendido nunca, y probablemente no llegaré a comprenderlo jamás. ¿Qué o quién es "autoridad moral"?. La Iglesia, desde luego, no. Sus miembros son autoridades dentro de su credo pero no de la sociedad y eso es evidente, innegable y tan claro como que millones de personas en nuestro país, y miles de millones en el mundo entero, pasan olímpicamente de los requerimientos y mandatos católicos. Obvio lo del forro.

Más clara sí que está cuál es la autoridad de un Parlamento democrático. Éste legisla porque es su labor encomendada desde la sociedad. Que el resultado sea mejor o peor, es caso aparte y debido a otras causas que nada tienen que ver con las virtudes de la democracia. Lo que no es tampoco admisible es que el gracioso de Martínez Camino añada la coletilla de que las leyes están para cumplirlas "si son justas", porque entramos en un terreno peligroso que es pasto de la insumisión, el desorden social y el golpe de estado. Si esa frase la hubiese soltado Carrillo se habría liado la del 2 de Mayo.

Si yo fuese del estilo de Jiménez Losantos probablemente me referiría a mis "enemigos", en este caso la Conferencia Episcopal Española (que no lo son, puesto que sólo obtienen de mí la más profunda indiferencia y mofa interna), como nido de sinvergüenzas gustosos de practicar tácticas de perfil tan asqueroso como el de sus propios cabecillas. No obstante, no soy periodista del terror, profesional del engaño ni locutor de un programa de radio que podría competir a la par de calidad con basuras del último siglo como Gran Hermano, TNT, La Isla, el Telediario de Urdaci o los libros que presenta Ana Rosa Quintana. Por lo tanto debo expresarme con un poco más de elegancia que la acostumbrada por la COPE, la Conferencia Episcopal en sí misma y su entorno asociativo llámese éste Foro de la Familia, Partido Popular y algunas otras entidades cuyos miembros tienen como principal objetivo presente una caza de brujas moderna contra todo aquello que huela a paz, libertad o cambio de roles injustamente impuestos en el pasado a golpe de inciensario.

De modo que, según ciertos sectores de la Iglesia, los ciudadanos estamos llamados a cumplir sólo aquellas leyes justas. Yo podría argumentar, por ejemplo, que del desarrollo de éstas emana el hecho de que la banca me cobre más intereses por prestarme de los que me paga por prestarle yo, lo que es a todas luces una injusticia y me capacitaría para exigirle a Martínez Camino su presencia en una manifestación ante las oficinas centrales de Caja Sur a la que, por supuesto, él no acudiría. También podría mostrarme insumiso ante leyes que regulasen, por citar un caso que afortunadamente no se da, que es preferible que un niño continuase sin familia y bajo la tutela del estado antes que permitirle integrarse en una cuyos miembros fuesen gays o lesbianas. En una tesitura así, la propia Constitución sería blanco de mi rebeldía, puesto que garantiza estos derechos a ser tratados en igualdad de condiciones que el resto de ciudadanos. Por lo tanto según la vara de medir de Martínez Camino, los españoles deberíamos rebelarnos contra cualquier ley que nos pareciese injusta, y como hay gustos para todos los colores, viviríamos en una anarquía total. Ni ley, ni Constitución... ni el dios católico, por supuesto, porque sus propias leyes descritas en el conjunto de libros que componen el Pentateuco son para partirle la cara.

Esta anarquía total sería seguramente el colmo de sus deseos, ya que el argumento del desorden social es el esgrimido siempre por los golpistas a lo largo de la historia. Sucedió en nuestro país y generó una guerra civil; en Chile otro golpe de estado, y la lista sería interminable. La teocracia encubierta que ansían estos monstruos de la moral (Serrat los llamó quizá más acertadamente "macarras") trae estas cosas, estos comentarios, y estos argumentos. Son pan conocido, de ayer, duro y del malo.

Se está desarrollando en nuestro país un juego peligroso cuyas reglas vienen marcadas desde la Plaza de San Pedro. Las salidas de tono de la derecha, de determinados y lamentables miembros del Ejército (afortunadamente pocos) y de la Iglesia empujan insistentemente en una sola dirección que no es otra que la de recuperar el poder al precio que sea. La mentira en democracia es censurable, no así en los regímenes fascistas, por lo que aquellos que siguen creyendo en el sistema aún a pesar de sus fallos (de ejecución, no de fondo) deben plantarle cara a los bulldogs de la teocracia.

Contra la teocracia está el sentido común, la ciencia y los valores. Ninguno de los tres son bandera religiosa.

martes, junio 20, 2006

El OVNI de Fructuoso Martínez

Aunque encuentros en la tercera, cuarta o quinta fase pueden ser de lo más diversos, me he propuesto hacer un ejercicio de seguimiento de un caso típico. Mi objetivo es analizar las distintas fases que atraviesa un modelo tipo de testigo, sin más ánimo que poner en relieve el comportamiento humano ante tales experiencias.

Parto de la base de que el sujeto protagonista actúa, al menos inicialmente, de buena fe y de que el caso ovni no es uno más de los muchos fraudes intencionados existentes. Hablamos del caso de un vecino de Santa Justa (Madrid), Fructuoso Martínez, que ya es conocido por algo más de 4 millones de españoles y que data de 2004.

FASE 1 – La Experiencia
El testigo queda lógicamente impresionado por una experiencia para la que a priori no tiene explicación convincente. En el caso de Fructuoso Martínez, la historia es esperpéntica por sus detalles (se encontró con los extraterrestres cuando “hacía de vientre” en la Casa de Campo de Madrid). La primera reacción es contar la experiencia a sus familiares y amigos, que enseguida se mofan de él y descartan la credibilidad de su relato.

Comienza a nacer en Fructuoso, ante la falta de respuestas, la sospecha de que el asunto no ha sido una simple casualidad por el hecho de que él no acostumbra a “hacer de vientre” en la noche, sino más bien por la mañana. Ha nacido en él el germen del contactado.







FASE 2 - Contaminación
Ante la incomprensión general, el testigo del extraordinario acontecimiento se inicia en el asunto devorando toda la información que cae en sus manos. Esto le hace más daño, puesto que no sólo queda en ridículo ante su círculo personal, sino que termina aplicando toda la parafernalia amarillista a su caso particular. No sólo no fue un evento aislado, sino que ha sido personalmente escogido por los extraterrestres debido a su mente superior capaz de procesar un mensaje sobre el futuro de la humanidad. No todo el mundo está preparado.








FASE 3 – El Grupo
La experiencia con otro testigo invitado consigue ampliar el radio de acción de la experiencia extraterrestre. Ahora que la evidencia es compartida, todo está más claro que nunca y ha sucedido algo extraordinario: de un solo testigo se ha pasado a formar un grupo de contactados. Se ignoran detalles de la historia fundamentales y que podrían poner un punto de cordura en la historia, a saber: el misterioso detalle de que los extraterrestres hablasen en castellano o la posibilidad de que todo haya sido un malentendido. No hay ánimo de lógica, ya que el suceso es extraordinariamente positivo para el ego de los protagonistas y eso les gusta.







FASE 4 – El Mensaje
De un simple avistamiento sin explicar, pero no por ello carente de una lógica oscura para dos mentes tan cortitas, el mensaje ha pasado a ser de perfil apocalíptico. La humanidad tiene las horas contadas, y la noticia ha de ser conocida de boca de los profetas.





FASE 5 - Mesías
A pesar de lo claro que está el asunto para él, el contactado principal continúa alimentando su fe con la literatura relacionada disponible. Trata de buscar una justificación a sus delirios. Entra en juego todo aquello susceptible de ser interpretado como a uno le venga en gana, como las profecías de Nostradamus, especialmente si apoyan directamente las tesis del protagonista. También la historia sirve de bálsamo curativo ante la incomprensión de la que es víctima el líder del grupo.







FASE 6 - Frikie
Entran en acción los medios de comunicación amarillistas. El contactado se convierte en un “Frikie”. Todos se ríen de él, pero apenas se da cuenta. El nuevo frikie se complace incluso en dar lecciones de ciencia: “el universo no tiene canto”, algo habitual en este tipo de obtusas mentes.





FASE 7 - Final
Después de llevar el asunto hasta el máximo nivel de ridículo, el caso se cierra con una explicación de lo más grotesca. Los contactados, no obstante, se muestran un poco reacios a aceptar la evidencia.






COMENTARIOS
Recordemos que las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias, y ni siquiera en este caso tan evidente para Fructuoso Martínez, éstas eran suficientes: un avistamiento en toda regla, con seres interactivos que dejan un mensaje clarísimo sobre “cuando se acaba TODO”.

Las explicaciones reales pueden ser inconcebibles para cualquier mente por avezada que ésta sea. El “yo se lo que vi” deja de ser válido, todo puede derrumbarse en los apenas 20 segundos que dura un anuncio publicitario de galletas. El único recurso que queda es el de la investigación; sin ella nos encontramos con casos como el del cosmonauta ruso y otros cientos de historias que si fuesen objeto de investigación seria contarían con una explicación quizá absurda pero que sin duda las explicarían. Si la investigación, por otra parte, existe tiene el mismo grado de seriedad que las de JJ Benítez, no tenemos más que una segunda visita al campo como la de Fructuoso Martínez, que lejos de aportar soluciones lo que proporciona son más líos e incertidumbres. Un caso similar es el del ovni de Los Villares, ya comentado en este blog.

En este caso en concreto, el anuncio no formaba parte de una campaña de intoxicación gubernamental para tapar la evidencia del aterrizaje de tres extraterrestres. Aunque habría quien lo vería así si no tuviese ante sus ojos el trozo de vídeo que falta donde se ven escenas del rodaje en las cuales los tres enanos alienígenas le comentan al director que dos idiotas les habían preguntado que “cuando se acababa TODO”, siendo “TODO” el “RODAJE” del spot y no el fin de la humanidad. No lo subo para no abusar de Youtube.