Libertad de expresion VS Religion
Parece que durarán bastante tiempo los efectos de la publicación de la caricaturización de Mahoma, a juzgar por las consecuencias que han traído consigo. La violencia desmedida es el pan de cada día en los telediarios, y las reacciones de líderes políticos y pensadores en general son examinadas con lupa.
Voy a limitarme a expresar mi opinión al respecto del debate surgido entre los límites de la libertad de expresión cuando ésta ataca al sentir religioso al respecto. Que conste que procede de un agnóstico.
La propia historia de las religiones, tan desconocida para cientos de millones de personas, bastaría por ser un elemento más de la cultura para solucionar muchos de los problemas de las sociedades actuales. Y cuando me refiero a las actuales, no quiero decir islámicas, sino también cualesquiera otras occidentales que tienen que lidiar con problemas realmente preocupantes. A los Estados Unidos me remito.
Sin embargo y a pesar de haber dedicado ya casi dos años al estudio de la historia de las religiones (y varias horas diarias), y de poseer una postura como ya dije agnóstica, pienso, creo, que yo sólo podría entender las caricaturas en liza como un ejercicio de libertad de expresión si fuese un idealista totalitario que me creyese en posesión de la verdad más absoluta.
El respeto a otras creencias (e ideologías) es tan fundamental como la necesidad de la cultura para combatir la ilógica y sinrazón de las creencias paganas. Yo no imagino, como oí ayer, a un musulmán caricaturizando a cristo e insinuando que todos los cristianos son asesinos, principalmente porque para ellos este personaje era un profeta y hacer algo así sería una auténtica blasfemia.
Lo mismo que el cristianismo hizo, las mismas maldades, los mismos crímenes, todo lo que nuestra avanzada civilización acometió durante cientos de años, era producto del mismo fanatismo que el hoy representado por algunos sectores islámicos. Pero NO TODOS. El Islam no es una religión de guerra, y el que piense que lo es debe ser justo e igualar esta creencia a la cristiana, que al fin y al cabo comparte con el judaísmo todo un antiguo testamento lleno de crímenes y de sangre. Y el islam, el judaísmo y el cristianismo, por tener la misma base y muchos personajes comunes, son aguas del mismo río.
En cualquier caso este planteamiento no justifica nada. Pero no hagamos un discurso catastrofista y mentiroso: las comunidades musulmanas no son intrínsecamente violentas. Millones de musulmanes viven con la paz como mayor anhelo y decir lo contrario es faltar a la verdad con la ignorancia o, quizá, el odio y la incomprensión como bandera.
En lo que nos toca, los escépticos, organizados o no, no deberíamos caer en errores de exclusión. La libertad de expresión no es el derecho a decir lo que nos de la gana ni aún cuando creamos en que se ajusta a la más recta verdad. El respeto es una obligación ineludible. Decía antes errores de exclusión porque algunos, que pueden enarbolar la bandera de la libertad de expresión, tienden luego a caer en tentaciones como las de tratar de censurar determinados espacios en televisiones y radios, la publicación de determinadas obras en papel e incluso la marcha de una web. Ha ocurrido en el pasado.
La solución no es cortar de raíz con lo que nos molesta. Yo, que veo a las religiones como uno de los principales problemas del mundo y conozco su historia, no veo problema en aceptar las creencias religiosas de un tercero. Cada cual es libre, aunque siempre tenga la triste impresión de que una cultura instaurada desde la niñez a través de la educación, acabaría con muchos de estos lastres culturales humanos.
Todo lo anterior lo digo en clara réplica a quienes piensan, como dije, que la libertad de expresión es aplicable al asunto de la caricaturización de Mahoma. Esa misma libertad, pues, la tienen tanto Benítez como Iker Jiménez. De Benítez se argumentó el mal uso de los dineros públicos debido a la emisión de su Planeta Encantado en TVE. ¿De Jiménez?. A Jimenez, como la cadena es privada, se le critica su contenido.
Pero ambos tienen derecho a crear lo que piensen conveniente, otra cosa es la política de las cadenas de televisión y radio, o las editoriales. Al grano con lo que quiero decir: la lucha contra la sinrazón está en la réplica, no en la supresión. Me duele decirlo por lo que pienso del trabajo de estos autores, entre otros muchos, pero esa es la realidad.
Y con las creencias religiosas, lo mismo. Están para combatirlas con lo que nosotros creemos que es la razón, la lógica, la cultura. Pero no con su prohibición, su anulación, su supresión. Porque cuando se usan estos métodos, estamos provocando el nacimiento de una nueva creencia de carácter espiritual e ideológico. Quejémonos de que no nos acomodan espacios suficientes, foros para expresar la voz de la lógica y la cultura, pero no de que haya quienes abran las puertas de sus hogares a las creencias paganas.
Tienen todo el derecho.
Voy a limitarme a expresar mi opinión al respecto del debate surgido entre los límites de la libertad de expresión cuando ésta ataca al sentir religioso al respecto. Que conste que procede de un agnóstico.
La propia historia de las religiones, tan desconocida para cientos de millones de personas, bastaría por ser un elemento más de la cultura para solucionar muchos de los problemas de las sociedades actuales. Y cuando me refiero a las actuales, no quiero decir islámicas, sino también cualesquiera otras occidentales que tienen que lidiar con problemas realmente preocupantes. A los Estados Unidos me remito.
Sin embargo y a pesar de haber dedicado ya casi dos años al estudio de la historia de las religiones (y varias horas diarias), y de poseer una postura como ya dije agnóstica, pienso, creo, que yo sólo podría entender las caricaturas en liza como un ejercicio de libertad de expresión si fuese un idealista totalitario que me creyese en posesión de la verdad más absoluta.
El respeto a otras creencias (e ideologías) es tan fundamental como la necesidad de la cultura para combatir la ilógica y sinrazón de las creencias paganas. Yo no imagino, como oí ayer, a un musulmán caricaturizando a cristo e insinuando que todos los cristianos son asesinos, principalmente porque para ellos este personaje era un profeta y hacer algo así sería una auténtica blasfemia.
Lo mismo que el cristianismo hizo, las mismas maldades, los mismos crímenes, todo lo que nuestra avanzada civilización acometió durante cientos de años, era producto del mismo fanatismo que el hoy representado por algunos sectores islámicos. Pero NO TODOS. El Islam no es una religión de guerra, y el que piense que lo es debe ser justo e igualar esta creencia a la cristiana, que al fin y al cabo comparte con el judaísmo todo un antiguo testamento lleno de crímenes y de sangre. Y el islam, el judaísmo y el cristianismo, por tener la misma base y muchos personajes comunes, son aguas del mismo río.
En cualquier caso este planteamiento no justifica nada. Pero no hagamos un discurso catastrofista y mentiroso: las comunidades musulmanas no son intrínsecamente violentas. Millones de musulmanes viven con la paz como mayor anhelo y decir lo contrario es faltar a la verdad con la ignorancia o, quizá, el odio y la incomprensión como bandera.
En lo que nos toca, los escépticos, organizados o no, no deberíamos caer en errores de exclusión. La libertad de expresión no es el derecho a decir lo que nos de la gana ni aún cuando creamos en que se ajusta a la más recta verdad. El respeto es una obligación ineludible. Decía antes errores de exclusión porque algunos, que pueden enarbolar la bandera de la libertad de expresión, tienden luego a caer en tentaciones como las de tratar de censurar determinados espacios en televisiones y radios, la publicación de determinadas obras en papel e incluso la marcha de una web. Ha ocurrido en el pasado.
La solución no es cortar de raíz con lo que nos molesta. Yo, que veo a las religiones como uno de los principales problemas del mundo y conozco su historia, no veo problema en aceptar las creencias religiosas de un tercero. Cada cual es libre, aunque siempre tenga la triste impresión de que una cultura instaurada desde la niñez a través de la educación, acabaría con muchos de estos lastres culturales humanos.
Todo lo anterior lo digo en clara réplica a quienes piensan, como dije, que la libertad de expresión es aplicable al asunto de la caricaturización de Mahoma. Esa misma libertad, pues, la tienen tanto Benítez como Iker Jiménez. De Benítez se argumentó el mal uso de los dineros públicos debido a la emisión de su Planeta Encantado en TVE. ¿De Jiménez?. A Jimenez, como la cadena es privada, se le critica su contenido.
Pero ambos tienen derecho a crear lo que piensen conveniente, otra cosa es la política de las cadenas de televisión y radio, o las editoriales. Al grano con lo que quiero decir: la lucha contra la sinrazón está en la réplica, no en la supresión. Me duele decirlo por lo que pienso del trabajo de estos autores, entre otros muchos, pero esa es la realidad.
Y con las creencias religiosas, lo mismo. Están para combatirlas con lo que nosotros creemos que es la razón, la lógica, la cultura. Pero no con su prohibición, su anulación, su supresión. Porque cuando se usan estos métodos, estamos provocando el nacimiento de una nueva creencia de carácter espiritual e ideológico. Quejémonos de que no nos acomodan espacios suficientes, foros para expresar la voz de la lógica y la cultura, pero no de que haya quienes abran las puertas de sus hogares a las creencias paganas.
Tienen todo el derecho.